URGENCIA DEL PACTO
SOCIAL (Parte II)
MAURICIO AIRA
El pacto
social que estamos reclamando no será posible sin la previa instalación de la
Mesa Redonda, la modalidad de comunicación entre varios individuos más efectiva
que existe. Es un evento que reúne a una cantidad de personas para debatir un
tema determinado. Lo importante es que todos los que participan en una mesa
redonda tienen los mismos derechos y oportunidades de emitir su opinion. Como
es sabido el evento suele contar con un coordinador que introduce el tema y
establece el orden de la participación, presenta a los expositores y pone orden
en las preguntas, sin favorecer a ningún participante y siendo diáfanamente
imparcial.
La mesa
redonda nos llega de una vieja leyenda del Rey Arturo que fundó esta forma de
discusión en que participaban sus generales para discutir los asuntos que
afectaban a sus dominios, mesa grande con capacidad para 150 personas en que
las jerarquías desaparecían, todos eran iguales. Siguiendo el hilo de la
historia estos debates fueron imprescindibles para mantener la calma en el
reino, la mesa redonda desapareció al sobrevenir la guerra, aunque el estilo se
extendió a Francia, Aragón, Valencia y se convirtió en una costumbre popular.
Otros monarcas de Inglaterra volvieron al uso de la mesa redonda con celebrado
éxito. Muchos alaban la democracia inglesa que se explica por la modalidad de
la mesa redonda que pedimos para el pacto social en Bolivia, donde hace falta
un “gran coordinador” que podría ser el Cardenal Terrazas (Vale decir la
Iglesia Católica) y los participantes todos los estamentos de la sociedad
boliviana sin exclusión alguna. Los
operadores, los medios de comunicación.
La
confrontación de enfoques y de puntos de vista permitirá que el auditorio, vale
decir toda la ciudadanía obtenga información ecuánime sobre el tema tratado, de
ese modo los enfoques parciales, unilaterales, tendenciosos serán
evitados. El Coordinador fijará unas
reglas inviolables aconsejado por los participantes. El gran debate para
alcanzar éxito requerirá de una preparación previa, las reglas para el
desarrollo de la mesa, establecer el orden de las exposiciones, los tiempos,
temas y subtemas serán objeto de gran atención a niveles diversos y en lo
posible por los más conocedores de entre los ciudadanos de cada uno de los
temas a debatir. Nos estamos refiriendo a las mesas regionales, especializadas
en los asuntos del mayor interés determinados por el momento actual. El
coordinador propuesto Cardenal Terrazas (La Iglesia) tiene tal organización que
resulta ideal desde las comunidades de base, las parroquias, los vicariatos,
los obispados, de tal modo que nadie, absolutamente nadie quede excluido de la
mesa redonda previa al pacto social.
El
Coordinador tendrá que prever el ambiente físico de la mesa, el equipo, los
horarios, las invitaciones, estar ubicados en escenarios visibles. Si bien el
coordinador ocupa el centro de la mesa, tendrá en su entorno a los bandos, “que
se puedan ver a los ojos, sin ocultar nada”. Por los medios que a menudo pretenden
desarrollar “las mesas redondas” sabemos que una vez ubicados los participantes
, el coordinador explica el procedimiento, presenta a los expositores, anuncia
al auditorio que pueden hacer preguntas directas, sin temor alguno, limitando
el tiempo de exposición de cada orador, para tener orden, aunque siempre se
puede extender, al menos por una vez.
Los
bolivianos somos hábiles para exponer, para discutir, para sostener nuestros
puntos de vista, aunque nos hace falta saber renunciar a nuestras ideas si
acaso la mayoría no las aprueba, y cuando se toma una decisión, no hemos
aprendido a ejecutarlas aun cuando no
estemos de acuerdo, es decir someternos al dictamen de la mayoría y tampoco
somos hábiles para respetar nuestros propios acuerdos. Son estos los mayores
defectos de nuestra democracia. Incumplir las resoluciones, no someternos al
dictamen de la mesa redonda.
Una mesa
redonda está normada por lo regular por las mismas reglas del procedimiento
parlamentario, también en este aspecto, quizá por la frecuente participación en
sindicatos, juntas de vecinos o miembros de las cooperativas, los bolivianos
tenemos experiencia, también si hay carencia de ciertos conocimientos
democráticos que siempre se pueden mejorar, perfeccionar. Preparando el gran
pacto que demandamos, se habrán de celebrar cientos de mesas redondas, quizá
algunos miles en todos los niveles, evitando que se masifiquen sin razonamiento
adecuado, las motivaciones y los argumentos tienen que ser personalizados. No
más el procedimiento “ciegamente sindical”, la mayoría resolvió y, ¡San se
acabó! La minoría es respetable y debe participar en el debate y en las
conclusiones debe constar su voto adverso.
Dada la
particular idiosincrasia de los ciudadanos las mesas redondas podrán tener
diversas particularidades sin olvidar el objetivo, el debate abierto, franco,
de los asuntos hasta agotar la pregunta y hasta formular unas conclusiones
aceptadas por todos los participantes. Cuando se ha votado un tema, ya no se
podrá volver atrás en la discusión, el
camino será proseguir hacia adelante en
la búsqueda de nuevas resoluciones. No
temer por el tiempo que nos ocupe la discusión, lo más importante será arribar
a unos acuerdos indiscutibles y transparentes, sin ocultar nada.
Cualquier
manual sobre procedimiento parlamentario o el reglamento de debates nos marca
el rol del coordinador que además de imparcial en su conducta de guía tendrá
que observar esta cualidad en el debate, los resúmenes y las conclusiones.
Tener agilidad mental y capacidad de síntesis, prudente y medido en sus
intervenciones, sin dar la sensación de gozar de privilegios. Desalentar la
polémica cuando advierta intenciones distractivas de los oradores, las
preguntas no deben ser exposiciones fuera de programa, sino muy concretas.
La mesa redonda
tiene otras versiones y otros nombres, entre los pieles rojas de los EEUU, se
llamó “el calumet de la paz”, consistía, consiste en su uso milenario, en
llevar a cabo la discusión, aun de los asuntos más difíciles, sentados
alrededor del fuego, a la usanza de los indios estadounidenses con las piernas
cruzadas y sosteniendo una larga pipa que se fuma por todos, dando la vuelta al
círculo, hasta llegar a unos acuerdos que hagan desechar la guerra y procurar
la paz. El mate, la bombilla colectiva
del mate rioplatense es otra forma de mostrar “Martín Fierro” que la filosofía,
la sabiduría de los hombres se expresa en la reflexión, el debate hasta que
llega el Consejo Sabio. Se asocia la costumbre del acullico (pigcheo o
masticado de la coca) al grupo de ancianos que antes de emitir su fallo,
intercambiaban sus puntos de vista para decidirse por el más adecuado.
Finalmente
nos referimos al bombardeo del Guernica, que no se entiende hasta ubicarse como
lo hicimos debajo de esa árbol frondoso que renace de las cenizas del atroz
bombardeo que efectuaron tropas hitlerianas en el norte de España y es que
Guernica no era otra cosa que el lugar de reunión de los sabios del pueblo
vasco, para dialogar, reflexionar, tomar acuerdos generalmente de carácter
rebelde y antimonárquico que luego el resto de los ciudadanos ejecutaba como un
mandato casi místico. Había que destruir,
arrasar con el símbolo de libertad y de independencia que significa Guernica. La
fuerza de la Segunda Guerra Mundial, que pretendía implantar un nuevo orden a
partir de las ideas fascistas de Hitler y Mussolini, en complicidad con Franco,
tuvo la necesidad imprescindible de ir a la destrucción de esa presencia
democrática, de abierta discusión y de igualdad entre sus miembros que
representa Guernica, a ello se debió aquel genocidio que acabó con la población
sin haber logrado destruir ese madero, el árbol de Guernica, símbolo de la
libre expresión de las ideas y del ideal de Libertad.
Estos
algunos de los antecedentes históricos que explican y justifican la urgencia
del pacto social, es decir sentarse alrededor de la Mesa Redonda hasta lograr
algunas conclusiones que permitan el reencuentro de la gran Familia Boliviana,
enfrentada hoy como ayer en grupos irreconciliables, y es que estamos
atrincherados unos contra otros, como a menudo repite ese gran querendón de
Bolivia llamado Eduardo Pérez Iribarne.
“Nos apasiona hacernos el mal los unos a los otros. ¿Qué pasa que no
logramos encontrarnos?” y es cierto, estamos distanciados en una discusión
eterna, sin poder vislumbrar un horizonte. Cuánta energía, cuánto tiempo
perdido entre el discurrir del odio, la confrontación, la diatriba. Estamos
concibiendo la venganza y la revancha. Esto es porque quizá antes no hemos
tenido ocasión de reunirnos y mirarnos cara a cara.
Dos
oportunidades históricas en el pasado, cuando Victor Paz Estenssoro llegaba de
Buenos Aires, victoriosa que fue la Revolución del 9 de abril. Nunca antes se
había reunido el pueblo de La Paz en asombrosa y espontánea manifestación de
apoyo para recibir al líder fundador del Movimiento Nacionalista Revolucionario
según lo relata Gonzalo Vizcarra en su libro “Villa Balazo”, fue una jornada
épica, emocionante hasta las lágrimas. Esa unidad duró muchos años y hubo
consenso. La otra con el mismo personaje Victor Paz en el pueblo de Ukureña,
cuando suscribió la Reforma Agraria que abolió el pongueaje, la servidumbre y
confirió a los campesinos el derecho a votar y ser elegidos. Se estima, según
Luis Antezana en su “Historia Secreta del MNR”, un cuarto de millón de
campesinos, invitados especiales, delegaciones campesinas de los países vecinos
concentrados en Cochabamba para celebrar tan grande acontecimiento que abrió
las puertas de las universidades a todos los originarios de la Republica de
Bolivia. Fruto de esa apertura fue, por ejemplo la titulación de Victor Hugo
Cárdenas como primer vice-presidente indígena, laureado en universidades de
Bolivia y Bélgica, con dominio del inglés, francés, quechua, aimara y español,
modelo de virtudes ciudadanas de probidad, de justicia, de respeto a sus
semejantes.
Ya en
tiempos modernos otras dos grandes concentraciones en Santa Cruz y La Paz, la
primera por la Autonomía de los Pueblos reunió cerca de dos millones de
habitantes en los alrededor del monumento al Cristo Redentor, la otra en La
Paz, cuando dos millones de alteños y paceños salieron a las calles y plazas a
recibir a los 400 indígenas del TIPNIS (Territorio Indígena del Parque Nacional
Isiboro-Sécure) después de haber sido maltratados por el Poder Central en la
región de Chaparina cuando realizaban su marcha hacia la sede de Gobierno.
Cito
ejemplos que dicen a favor de la ciudadanía boliviana siempre al pendiente de
oportunidades que podrían mejorar su situación social, económica, de
participación activa en el proceso político de la Nación. Ahíta de encontrar su
destino y feliz de acoger ideas como la del Pacto Social, por medio de la mesa
redonda para establecer el gran acuerdo por la Paz, por el Encuentro y para
desechar el odio, la controversia, la lucha interna que tanto daño nos causa.
Continuaremos
en la Parte III.
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