Enero 1981, muy poco antes de ser detenido y expulsado a Buenos Aires. Hall principal del céntrico Hotel Sucre Palace "Oh! que hace aquí Sr. Hanne", qué gusto verle" y me llevó de la mano al bar del hotel donde ordenamos un par de cervezas frías. Apenas acomodados, metiendo la mano en un bolsillo interior sacó un folio: "Lea usted" me pidió. De prisa me enteré del Decreto Supremo firmado por Luis García Meza, Presidente de la Junta Militar de Gobierno y otro militar más que tenía doble función Jefe de la Casa Militar y Jefe del Sistema de Seguridad del Presidente, algo así como "un primer ministro" por primera vez en la historia de Bolivia.
"Le felicito Sr. Hanne, es lo que usted quería, al fin logró acomodar los 10 mil carritos Hanne al Gobierno de García Meza pot 10 millones de dólares. Lo felicito. es un gran logro en este tiempo"
El ilustre huésped, me pidió casi con vehemencia "siga usted leyendo, allí donde dice formas de pago, y el 20% de anticipo que se entregará a la firma de este D.S. garantizando el pago del 80% restante a la entrega de "los carritos Hanne" en el puerto de Antofagasta".
Repliqué de prisa "qué tiene de especial esto de la forma de pago" y el entristecido hombre entre compungido y contrito, mirando para un lado y otro del bar del Sucre Palace..."es que nada queda para mí, los dos millones de dólares más tardé en recibirlos que en ponerlos en manos del Jefe de la Casa Militar"
Me quedé estupefacto. Repasé cómo había conocido a Hanne, un robusto libanés asentado desde hace mucho en Salta, donde tenía un galpón enorme, cuando yo mismo lo visité, con unas muestras a medio armar de los carritos. Una especie de carretilla, que sería jalada por tracción de sangre, con un arado, un botiquín de primeros auxilios, algunos instrumentos de labranza. Al ver en Salta que las llantas eras precarias, sugerí a la secretaria que deberían ser neumáticas, o sea más modernas, lo que le pareció excelente idea a la funcionaria.
Se preguntará el lector de qué manera llegué a Salta, pués bien, director suplente en la Corporación de Desarrollo, por la Junta de la Comunidad, recibí la consulta si podría concurrir en Salta a una exposición de Fabricacionens Militares, que exhibía muchos productos modernos entre ellos para el desarrollo agrícola. Un par de amigos israelitas en Cochabamba, me hablaron con entusiasmo de la Feria y no tardé en decidirme, consultado que fue mi Directorio. Me embarqué a la ciudad de Salta donde había estado ya alguna vez, estuve en la exposición, conocí al Dictador Argentino, quién saludó atento al delegado de Cochabamba.
De regreso en Cochabamba elevé informe verbal en la Asamblea de Junco que los tales carritos Hanne eran un desastre, un proyecto cualquiera que bien podría implementarse cualquier taller mecánico de los nuestros y que por la premura del "vendedor Sr. Hanne" existían conversaciones adelantadas para su concresión.
Jorge Melgar Rioja, periodista. LTD. Es parte de la responsabilidad de los gobernantes informar si volveremos a la política del trueque como en los años de la vergüenza solidaria
Muchos jóvenes desconocen la triste realidad que vivieron ciudadanos de los diferentes países de nuestro continente. No saben lo que fue una dictadura formal ni las relaciones que se tejieron entre dictadores. Pocos han escuchado del Plan Cóndor, de los efectos negativos para la vida de miles de familias, ni sobre los daños causados a la economía de nuestro país.
La dictadura de García Meza continuó con la mirada hacia otro lado en lo que respecta al cobro por el gas que le vendíamos a la Argentina. Millones de dólares quedaban anotados en papel, forma de retribuir el apoyo a su golpe de Estado que hizo posible el nacimiento del narcotráfico institucionalizado que nos estigmatizó.
Para salvar en algo la mala gestión llegaron los carritos Hane de fabricación argentina, comprados a precio de oro y de irrefutable poco valor de uso en la geografía boliviana. El éxito fue para los hermanos en la represión de los librepensadores y hombres de izquierda de aquel entonces.
En la actualidad otra vez vendemos gas a la Argentina. Salen de las entrañas de la “Madre Tierra” millones de pies cúbicos que van a la estatal petrolera de la nación de Messi, pero no sabemos cuántos millones de dólares ingresan al Tesoro General de Bolivia, ni cuánto se distribuye por conceptos de regalías e impuestos.
La situación económica de los vecinos no es muy pujante. La nacionalización del campo denominado Vaca Muerta paró un proyecto gasífero, pero además los obligó a pagar a Repsol. Luego está la demanda de los llamados “fondos buitre” y el fallo judicial que le ordena al Gobierno argentino pagar la deuda. Y así se puede enumerar otras cuentas que salen a la opinión pública internacional.
¿Y la deuda al hermano boliviano? De esa no se sabe nada, y en el monto global es insignificante; más importante para la economía nacional, para gobernaciones y gobiernos municipales.
Algunos hablan de 400 millones de dólares que estarían a punto de ser pagados con trigo, después de haberse descartado aceptar carne por gas. Argentina tiene urgencia de moneda dura en efectivo, así que hará lo políticamente posible, llamadas de palacio a palacio, para evitar pagarnos. Y ojalá que la solidaridad empiece como dice el dicho, primero por nuestra casa.
En esta etapa electoral el tema puede ser politizado. Por eso es parte de la responsabilidad de los gobernantes informar al pueblo boliviano qué hay de cierto respecto a la venta de gas a la argentina (volúmenes) y retribución (dólares recibidos), o si volveremos a la política del trueque como en los años de la vergüenza solidaria.
Los candidatos a asambleístas por el Beni, los del oficialismo como los de oposición, deberían preocuparse por el tema. Parte de ese dinero tendría que llegar a las cuentas fiscales para solucionar los problemas de salud pública, saneamiento básico, educación; y para la reconstrucción del departamento: La pasada macro inundación destruyó infraestructura y la economía de subsistencia de quienes habitan en él.
El autor es periodista
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