En la madrugada del 16 de abril, el comando que tomó el Hotel las Américas incluía a por lo menos tres extranjeros de algún país hispanoamericano. Fueron los que ingresaron a la habitación en la que estaba Mario Tádic, el boliviano-croata y sobreviviente, junto al rumano Élod Tóásó, probablemente con la orden de exterminarlos, pero algo resultó equivocado. Tádic, en una breve entrevista en el Palacio de Justicia este lunes, me dijo que no ha logrado determinar cuál fue la falla, pero que ese supuesto error lo tiene con vida y estos días en el banquillo de los acusados en “juicio del siglo” que, a tropezones, se lleva a cabo en Santa Cruz.
Tádic trae revelaciones en el sitio Wikileaks Bolivia sobre aquella madrugada, en la que fue bruscamente despertado, dice, por una explosión. Fue la que derribó la puerta de la habitación de Rózsa y afectó la suya.
Las afirmaciones de Tádic están escritas sobre un bloque de anotaciones color amarillo, con rayas azules, y contrafirmadas en el margen de la izquierda, donde aparecen también sus huellas digitales. “Así testimonio que son mis declaraciones, que no hay suplantación”, me dijo en la sala donde se procesa el caso que tiene al cochabambino y a otros 38 acusados como centro.
De lo ocurrido en esa madrugada, Tádic recuerda que en el pasillo del cuarto piso, donde se encontraba, pudo ver a tres personas con uniforme negro, probablemente policías. Tádic concluye que posiblemente eran venezolanos que estaban también alojados en el hotel. Su conclusión proviene de un momento en el hall de ingreso del hotel, a donde había ido “entre las tres y cuatro de la tarde para comprar cigarrillos”. Al no encontrar su línea preferida –Marlboro- compró Camel. Estaba fumando en uno de los sofás y la cajetilla recién comprada era visible. En esos instantes, mientras fumaba en el hall, sólo entraron los venezolanos (al parecer la tripulación de un avión).
“Nadie más pasó por el lugar. Yo retorné a mi habitación. En la madrugada, cuando estaba rendido, hincado y contra la pared del pasillo, enmanillado y la cabeza envuelta con una sábana, una de las personas que entraron a la habitación le dijo a otra: “Éste es el que fuma Camel”.
La declaración puede abrir un nuevo canal de investigaciones en el caso, que se arrastra por casi cuatro años.
No se conocen muchos cuerpos policiales que utilicen uniformes negros acorde con la descripción de Tádic. Entre los que lo utilizan se encuentra la DISIP de Venezuela, el equivalente al FBI, que suele inscribir las iniciales en la espalda de las chaquetas.
El gobierno ha negado que en el asalto al hotel hubiese habido extranjeros.
Tádic dijo que algunas expresiones de los incursores de su habitación no eran bolivianas, como la orden “al suelo, perro”, que le impartió uno de ellos. “En Bolivia lo habrían dicho de otra manera”, me dijo el lunes en el Palacio de la Justicia. “Al suelo, m…o al suelo c…o hdp”.
Otro elemento que aparece en la declaración (seis hojillas, manuscritas y firmadas) del detenido es que es que dice haber escuchado “quejidos” que corresponderían a sus compañeros en el hotel. “Los muertos no se quejan”.
En la declaración manuscrita especula que el irlandés Michael Dwyer sobrevivió una media hora antes de que le hicieran el disparo al pecho que lo liquidó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario