A ver, parece que estamos viviendo una de las etapas más apabullantes en términos no sólo del significado de conceptos, sino de un trastocado de roles, en el que estamos perdiendo del todo la noción de quién es quién, para qué, dónde y por qué.
Cuando se escuchan los encendidos discursos de plazoleta a un año de las elecciones, pareciese estar escuchando al primitivo marido machista, que cree tener derecho de violar a su mujer, sólo porque juzga que es lo que corresponde al dueño de una propiedad con la que puede hacer lo que le venga en gana.
La CPE -cuyo nacimiento debe ser el más traumático desde la fundación de este país- ha quedado reducida a una especie de reglamento interno del partido de gobierno. Los ex-honorables miembros del Legislativo, producen leyes como si de una fábrica de chorizos se tratara, sin siquiera tener el cuidado de no propinar golpes obvios a la que se supone es la madre de todas las leyes. Sólo en estos tiempos, se observa con ojos y conciencia impávida, como se le pega a la madre sin ningún tipo de pudor.
La implicación cotidiana de personajes delincuentes que circundan pletóricamente al poder, colorean todo en un ambiente de irrealidad, de situaciones delirantes que se suceden una a otra con vertiginosa rapidez. El llamado de Evo Morales a que sus empleados públicos (no perder de vista que el Estado es él) partan sus obligaciones entre la administración del Estado y la campaña electoral del indefectible 74%, rebasa los límites de la decencia. Si esta alocución hubiese surgido de algunos de los conocidos lengua fácil, podría haber sido tomado como una demostración de lo genuflexos que pueden llegar a ser. Pero viniendo del mero Presidente, es inaceptable que encima pretenda convertir a la mediocre administración, en un drone.
Desde ya, la amañada resolución del Tribunal Constitucional al legalizar por tercera vez la postulación para las próximas elecciones del binomio del MAS, fue la bajada de bandera a un rosario interminable de violaciones a la CPE, y no sólo eso, sino al uso descarado de las formas democráticas acomodadas a conveniencia para proseguir con la vulneración de los derechos y las libertades de ciudadanos en total estado de indefensión ante las arremetidas de los que han decidido prorrogarse a cualquier costo en el ejercicio del gobierno.
En momentos en que el país está conmocionado por los asesinatos de dos jóvenes inocentes en Santa Cruz -llegando al clímax de la inseguridad ciudadana por ser ambos crímenes demenciales por sus móviles- flaco favor se hace el gobierno de hacer las demostraciones de despilfarro insultante como en la última semana en sus aquelarres de cocaleros o masistas en el Chapare. No se puede seguir tratando de negar que la fabricación y tráfico de drogas está sumiendo a este país en un profundo abismo oscuro que sólo tiende a convertirse en una gran fosa común.
No es posible que la maquinaria de propaganda del gobierno, mantenga tan alelada a gran parte de la población. Hemos hecho hincapié en varias oportunidades que los encantadores de serpientes que diseñan la propaganda gubernamental, no miden el daño que le están infligiendo a este país (y me refiero a los bolivianos, a los otros les vale obviamente) mostrando una realidad que no es, que lo distorsiona todo y coadyuva al archivo definitivo de básicos principios morales para una convivencia civilizada.
Las gravísimas consecuencias de los altisonantes mentideros, irán en aumento a medida que se acelere aún más la carrera electoral. Las ideas más estrambóticas -con su ingrediente esencial como es la demagogia- serán lanzadas con total indecencia y de modo sostenido.
Es mejor ni imaginar la cara de algunos de los recién adquiridos amigos íntimos del gobierno, por el Decreto, fresquito, relativo al derecho de prelación de los trabajadores en caso de que una determinada empresa esté pasando por problemas financieros o de otra índole y que pretenda poner sus activos al mercado en busca de mejor postor. Y si no tienen más alternativa que declararse en quiebra, sólo podrán sacar -con mucha suerte- , una cajita de cartón con las fotos de sus hijos, sus mascotas y su suegra.
Es que estamos todos locos. ¿No es obvio acaso -a estas alturas- que la estrategia del gobierno va más allá de una democrática contienda eleccionaria? El ganar o perder las elecciones, es sólo cuestión de matiz. Los constitucionalistas se deberían proveer de herramientas prácticas y útiles para su futuro comenzando con técnicas de cómo mimetizarse en los movimientos sociales sin ser descubiertos, o ser innovadores e ir pensando las nuevas reglas para esta pretendida especie de decadente imperio, por las dizque múltiples naciones que la conforman entre las cuales, nuestra Bolivia no tiene nada que ver.
El "patria o muerte" quedará rezagada por un "Ave Caesar, morituri te salutant". Lo que no sería extraño al paso que vamos y que venga en una de las resoluciones supremas lista para una próxima publicación en la Gaceta Oficial.
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