EL HUEVO DE LA SERPIENTE
El acaparamiento de los medios televisivos y el silenciamiento de periodistas
independientes descalificándolos para restarles credibilidad, ha logrado que estemos
llegando al extremo, que solo la prensa escrita, una que otra radio, los canales
de audio de los que se está echando mano para no ser condenados a un silencio total y
en alguna medida, lo que replican las
redes sociales, sean los únicos medios que tenemos al alcance para informarnos
y formar criterio. La televisión paraestatal
con ese despliegue diario de exaltados jerarcas masistas, no deja más espacio que para una que otra
telenovela. Esta embestida se ha
convertido en un acoso constante, no
exento de violencia psicológica.
Tolerar la televisión en estos días, es un ejercicio extenuante. La
inagotable capacidad de tergiversar, sumada a la solvencia para mentir, ha
dejado a chicos y grandes sin opciones de entretenimiento. Las señales de
alarma son imposibles de ignorar. El oficialismo señores, hace y dice lo que le
da la gana. Y a medida que avanzan los días la normativa del Tribunal Electoral
de limitar el uso del aire para la dizque socialización de los logros de la
administración masista, son otro insulto a la inteligencia colectiva. El tiempo
de emisión de esa combinación perversa gestión-campaña, hace que la entrega de
cualquier obra, haya reducido a los
alcaldes a meros albañiles disminuidos en sus funciones restándoles la poca
aceptación de sus votantes y anulando cualquier posibilidad de liderazgo aunque
sea local.
Pretenden convertir a todos en marionetas humanas, cuyos hilos manejados por Evo Morales y Álvaro
García se entremezclan causando un presentimiento oculto pero latente: se está
volviendo imperativo aplicar los frenos. Sus contradicciones dejan entrever el
verdadero impulso que los mueve. La permanencia en el poder, es una obsesión enfermiza
y es la ciudadanía la que, -al final- será quien marque los límites. Son ellos mismos lo que se han puesto en una
extraña posición. Sea cual sea el resultado de referendo, Evo Morales y el MAS
seguirán siendo gobierno por los próximos cuatro años. Su angurria se asemeja a
quien compra un pavo en enero para comérselo en navidad.
El vice presidente, no reprime nada al momento de hablar ante audiencias
que por supuesto, incluye menores. Ese pretender plantar en sus mentes la
semilla de su propio resentimiento traspasando los límites de elemental ética, le
hace olvidar que la posición que ocupa es emergente de la voluntad soberana de
la gente y , si Dios no dispone lo contrario, allí seguirá hasta el 2019. Poco
se especula sobre cuál es la verdadera causa de la urgencia de cambiar la
Constitución que les brinde la ansiada
continuidad, lo que de todos modos, no hay manera de garantizar.
No tiene sentido maltratar a los padres,
sembrando temor e incertidumbre usando los 200 bolivianos del Juancito
Pinto, como un instrumento de presión ante la necesidad y eso, no tiene nombre.
En qué mente medianamente honrada puede caber jugar con la inocencia de los
niños y la ignorancia de los mayores. Porque su vena "poética" de
apocalíptico clarividente, sobre que el sol ya no brillará y la luna escapará, y
que los vende patria de antes, les quitarán todo, es de una perversidad que
linda en la psicopatía. Y el fascismo.
Como una muestra irrebatible del nulo respeto que le tiene a su propia
Constitución, el presidente se aferra a conceptos a los que se ha recurrido para
ahondar aún más la brecha que separa a los suyos, de los demás. El monopolio
está prohibido por ley y es brutal su declaración de que los que utilizan una
operadora telefónica que no sea la estatal, están traicionando a la patria. Si
ese es su pensamiento, debiera tener el valor civil de dejar caer las diversas
máscaras que utiliza a su conveniencia y que cambia cada vez que deja el país y
se sube a su avión.
Todo tiene que ver con todo. El
alejamiento de los Castro, es casi orfandad. Hay un mar de fondo que, -siendo fiel
a su rencorosa personalidad-, hace que no perdone que tengan nuevos mejores
amigos. Este subyacente proceder, hace tambalear sus convicciones y está
cambiando sueño por plan y se adivina lo inevitable de tomar sus propias
decisiones. Difícil aproximarse a la
interpretación cierta del por qué de este desenfrenado afán de plebiscitarse
innecesaria y prematuramente. Su intenso
modo de campaña, desdice absolutamente sus bipolares poses exitistas por las
cuales afirman que sí se logrará la reforma con un contundente 70 % . Solo
queda concluir, que necesitan más mentirse, que mentirle a todos los demás.
Cuando el genial Bergman se inspiró en la génesis del nazismo para crear
ese clásico de su cine "El Huevo de la Serpiente", consideró que si
bien transcurrió mucho tiempo para el desenlace fatal que fue la Segunda
Guerra, la semilla fue plantada con mucha anticipación por la conjunción de una
serie de factores como la crisis económica, la instalación del miedo y un
caudillo mesiánico sin el cual no existía futuro. Es en esta frase del libreto, el fondo que
llama la atención: "Cualquiera puede ver el futuro, es como un huevo de
serpiente. A través de la fina membrana ya se puede distinguir un reptil formado"
Karen Arauz
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