fotomontaje de Sol de Pando. mas revelaciones sobre la masacre de El Porvenir, Pando, Bolivia |
“César Brie dice la verdad, esa gente armada no tenía nada que ver con la marcha organizada por la Federación de Campesinos y la Cipoap, eran paramilitares, a muchos de ellos los conozco, eran oficiales encubiertos del Ejército, eran satinadores de la Escuela de Cóndores de Sanandita”, confirma un ex funcionario de la municipalidad de Cobija que estuvo presente en los sucesos de Porvenir el 11 de septiembre del 2008.
El testigo, que se protege en el anonimato para seguir viviendo, brindó a Sol de Pando algunos nombres de oficiales del Ejército que se habrían infiltrado en la marcha indígena practicando como alumnos de la Escuela de Cóndores, que es una unidad de adiestramiento en Operaciones Sicológicas (Opsic) y guerra contra-insurgente creada durante la dictadura de Luis García Meza ante el bloqueo de Estados Unidos contra ese régimen delincuencial, bloqueo que impedía a militares bolivianos capacitarse en la Escuela de las Américas del Comando Sur.
El contubernio militarizador entre el ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana y el ex alcalde de Cobija Miguel Becerra Suárez —que según César Brie tuvo el expreso fin de derrocar al ex correligionario de Becerra, el prefecto constitucional Leopoldo Fernández— desnaturalizó la marcha pacífica convocada por la Federación Sindical de Trabajadores Campesinos de Pando (Fsutcp) y la Central Indígena de Pueblos Amazónicos de Pando (Cipoap), generando una trágica y sangrienta confrontación, con muertos de inocentes en ambos bandos durante esa jornada particularmente. (De Wilson García Mendieta)
Campesinos pacíficos y amigables
En septiembre del 2008, el Gobierno de Evo Morales enfrentaba en el país —dividido entre el occidente andino y la “media luna” oriental— una dura resistencia de terratenientes y empresarios agroindustriales ante la aplicación de la Ley de Reconducción del Instituto Nacional de Reforma Agraria (Inra), que beneficiaba a los indígenas con dotaciones de tierras comunitarias en áreas de reserva fiscal disponible y ponía un límite de 5.000 hectáreas para los latifundios. Ante la toma de instituciones como el Inra por parte de latifundistas que expandieron una onda separatista desde Santa Cruz, los campesinos originarios de Pando se movilizaron como parte de una movilización popular a nivel nacional convocada por la Confederación Sindical de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb).
En Pando, la Fsutcp convocó a sus bases para marchar a Cobija en defensa del Inra. Allí debía realizarse un ampliado en su sede sindical los días 13 y 14 de septiembre. En su convocatoria lanzada el 5 de septiembre, instruía a sus afiliados que “deberán traer cuchara, plato y caneco”, lo que denotaba el carácter pacífico de dicha movilización.
Quintana y Becerra aprovecharon esa convocatoria para precipitar violentamente la caída del prefecto opositor Leopoldo Fernández. Más aún: el Ministro de la Presidencia no desaprovechó el momento para cumplir su alocado sueño de militarizar un territorio que tomaba para sí dentro su particular guerra de posiciones en el “proceso de cambio”, con un despliegue de tropas que no se había visto en ninguna parte del país desde las épocas del narco-dictador Luis García Meza. Prepotentes, prebendales y nepóticos, militares del entorno íntimo de Quintana tomaron control pleno de la administración pública en Pando, tras el encarcelamiento del prefecto constitucional Leopoldo Fernández acusado de ser el único y principal responsable de la matanza.
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