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sábado, 21 de septiembre de 2013

se acerca octubre, hace una década Bolivia vivió "el octubre negro" que nuestro editor recopiló en un libro publicado por la Editorial Latinoamericana con el título de de "Bolivia 2003". Repetimos el comunicado con que fue presentado en 2005

Comunicado de prensa:

OTRO LIBRO DE UN CONOCIDO AUTOR BOLIVIANO

La editorial latinoamericana A&B, de Malmö, Suecia, tiene el agrado de presentar al público lector una nueva obra de Mauricio Aira, titulada “Bolivia 2003, un pueblo en busca de su identidad”. Se trata de un compendio de su columna periodística publicada en la prensa boliviana durante el año mencionado. Un tiempo histórico en que estalla la violencia social, como resultado del empuje disolvente de viejas tensiones no superadas.



Bolivia vive la contradicción de ser un mosaico cultural de pendular historia. Allí se dan cita tres grandes idiomas, el castellano, el quechua y el aymará, cada cual exponente de una cultura distinta, pero profundamente enraizada. Es que a pesar del mestizaje y de la convivencia cinco veces centenaria, las mayores ramas de la población boliviana han mantenido sus rasgos diferenciales. Lo que determinó, somo subproducto del sistema, una distribución dispar de oportunidades culturales y de acceso a los medios de producción. Sumando a ese entorno social ya problemático, el azote de las drogas con su secuela de corrupción, el Siglo XXI encuentra una sociedad en crisis. Los grupos protagónicos se enfrentan con desmedro del sentimiento aglutinante nacional, y el principio de autoridad claudica ante cuartelazos y desmanes.

2003 ha sido un año crítico, aun para un país con la inestabilidad crónica de Bolivia, donde hubo épocas en que los gobiernos caían como castillos de naipes. Pero el autor ve una luz al fin del túnel. La comprensión recíproca es posible, nos dice, si los actores del drama son capaces de escucharse sin prevención, iniciando un profundo diálogo. La gran esperanza es una nueva Asamblea Constituyente, que se reunirá próximamente. A la que el autor define como “escenario apropiado e histórico para finalmente encontrar la identidad boliviana”.
Esta búsqueda de identidad y esa historia pendular no son nuevas. La actual Bolivia fue parte del Virreinato del Perú hasta 1776, en que se incorpora al Virreinato del Río de la Plata. Y jura la independencia el 9 de julio de 1816, en el Congreso de Tucumán junto con las provincias hermanas. Ha empezado una guerra que durará quince años. Castelli llega con su ejército “auxiliador” a las márgenes del lago Titicaca, pero es hecho retroceder por los realistas. Belgrano los derrota en Tucumán y en Salta,  para recuperar las cinco provincias altoperuanas perdidas. Una guerra que tenía muchos frentes, y en apoyo a la guerrilla de “las republiquetas”, nombra coronela de los ejércitos de la patria a Juana Azurduy. Pero el invasor extranjero era  poderoso, y derrota en Vilcapugio y Ayohuma. a “los argentinos”, como se llamaban entonces todos los hijos del virreinato. El éxito de la revolución está en juego. Pero finalmente éstos logran establecer una línea defensiva infranqueable que va desde Tarija hasta Jujuy, y así queda consumada, quizás para siempre, la ruptura del hogar común. Sigue después una época de nuevos movimientos pendulares, en que Bolivia se acerca al Perú, para luego alejarse otra vez, quedando por fin sóla frente a vecinos ambiciosos, que le arrebatan gran parte de su territorio. Un juego pendular cuyas secuelas aislan al país del mundo. Recuérdese que a fines del Siglo XIX la reina de Inglaterra había prohibido incluirlo en los mapas oficiales, y se tendrá una idea clara de la difícil historia que vivió este pueblo. Con sus secuelas de miseria, aislamiento, impotencia y desesperación.
Bolivia es una entidad política que llegó a la situación de fractura interna actual, como herencia de su azaroso pasado, por la  extraña combinación de desaciertos y mala suerte que siempre la hostigaron. No otra cosa puede afirmarse de un país que se debate con problemas tan angustiosos como el analfabetismo, la mortandad infantil y el hambre, después de haber entregado enormes riquezas a la metrópolis colonial. Según opiniones calificadas, tanta plata como hubiera sido necesaria para construir un puente del valioso metal, desde el Río de la Plata hasta Sevilla.
“Bolivia 2003” es otra forma de escribir la historia aciaga de un país que está a nivel de Haití, como los más pobres de América. Sus problemas estructurales ya mencionados son evidentes, pero sorprende que no obstante lo exiguo de su economía y la limitada influencia que ejerce en la región, haya sido noticia recurrente en grandes medios informativos internacionales como la BBC, la CNN, The New York Times, El Mundo o La Nación. En efecto, durante 2003 ellos dedicaron incontables espacios a los sucesos que ahora registra la nueva obra de Mauricio Aira. Por eso ha sido un singular acierto ofrecer esta colección de relatos documentados y en orden cronológico, cuando los  hechos  todavía están frescos. Su lectura permite entender mejor la historia contemporánea de Bolivia, y es un valioso aporte al estudio de la problemática sociopolítica del subcontinente latinoamericano.
Pero “Bolivia 2003” es más que una crónica, porque trae un mensaje de esperanza. Mauricio Aira apuesta al futuro, mientras esa tierra de selvas y altiplanos tenga hijos que la amen por encima de intereses sectoriales. Visto así, el libro se convierte en un homenaje del autor al  país que lo vio nacer. Quienes tuvimos el privilegio de recorrer sus páginas, le estamos agradecidos por habernos mostrado los entretelones de un devenir histórico de singular vitalidad.


EDITORIAL A&B
editorialayb@yahoo.com


Copyright: John Argerich, 2005
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