Alimentar el ego con mentiras termina convirtiéndote en un iluso. Repitiendo cada año lo mismo, el gobierno de Evo Morales está convencido de que los resultados macroeconómicos son el fruto de la “nacionalización” del gas, que la acumulación de las Reservas Internacionales la muestra de que antes se robaba y ahora no, que el aumento del gasto corriente es una virtud del proceso de cambio y que si ahora se exporta más que antes es porque Bolivia tiene un modelo que todo el mundo desea copiar.
Afanoso el Ministro de Economía y Finanzas Públicas declara emocionado que revistas neoliberales hablan del éxito macroeconómico boliviano, y a coro, el resto del gabinete que no entiende nada de nada, repite la muletilla. Esta manera desvergonzada y mentirosa de mostrar las cosas, necesita reacomodarse.
Sin los altos precios de las materias primas como el gas y los minerales, que representas más de 54 por ciento de las exportaciones, Bolivia no tendría ni superávit comercial ni fiscal. Las reservas internacionales apenas podrían cubrir las importaciones para tres meses y la inflación dejaría a los ingresos personales con una pérdida del poder adquisitivo de más de 30 por ciento. Toda la bonanza que está pagando el derroche populista – empresarial deviene de esta fuente primaria de ingresos.
Otro de los factores que opera es el dinamismo del comercio, especialmente del contrabando que oferta todos los productos de consumo familiar y gran parte de los insumos y materias primas que usa la industria nacional, factor que se desarrolla al amparo de la economía informal con la cual el gobierno no tiene nada que ver, es decir, para la cual no ha implementado ninguna política.
Por ultimo las remesas de dinero que provienen del narcotráfico, son otra fuente que alimenta las importaciones ilegales, la construcción con todo su efecto multiplicador incluido el lavado de dinero.
Las tres variables descritas no guardan relación con ningún proceso de cambio, sea anticapitalista, o anticolonial, al contrario son la muestra cabal de la continuidad y profundización del neoliberalismo tan satanizado por el gobierno.
Lo triste es que se aplazan cuando no quieren ser neoliberales y también cuando quieren ser socialistas, comunitarios, y otras lindezas folklóricas. Lo grave de esta desorientación originaria es que el modelo neoliberal que sostienen carece de una política relacionada con la variable inversión.
No hay ni habrá inversión en la exploración y menos explotación de nuevos pozos gasíferos, aunque propaganda por medio digan lo contrario, y aún si ahora fuera cierta toda la fanfarria de inversiones en gas y petróleo que se dicen se hará, el tiempo para que maduren no les alcanza para cubrir la brecha de la oferta y demanda tanto interna como externa. La oferta agrícola sigue encogida con excepción de la soya, que está en manos de empresarios capitalistas y neoliberales.
Si hablamos de la inversión industrial estamos como estamos, es decir, igual que antes, con un aparato producto de tecnología atrasada, empresarios de visión cortoplacista empeñados en sumar utilidades y comprarse bienes inmuebles en el exterior, como una proeza digna de seguir. En esto el gobierno tampoco tiene vela que lo alumbre.
Todo lo cual nos lleva a la triste conclusión de saber que el gobierno más ineficiente, incapaz, corrupto y delincuencial tiene la avenida asfaltada para continuar mostrando como suyos los resultados que son en realidad fruto del sistema neoliberal con todas sus sombras.
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