Estamos hastiados, irremisiblemente hastiados y ese tedio va sobrepasando toda nuestra capacidad de tolerancia. Un fastidio que nos hace coincidir con el gobierno, cuando de criticar a los medios de comunicación se trata, pero no por el supuesto abuso de la libertad de prensa sino por su labor, involuntariamente alcahueta, de cohonestar esa campaña goebbeliana que nos mantiene absortos con noticias aleccionadas y que emergen de las entrañas mismas del propio gobierno.
Se trata de una hábil maniobra mediática con tufillo cubano que tantos éxitos ha obtenido en los países que profesan la ininteligible doctrina del socialismo del siglo XXI y obedecen las directrices del Foro de Sao Paulo. Desde los llanos de Apure hasta la Tierra del Fuego venimos siendo engatusados por alarmantes noticias que informan sobre la salud de nuestros mandatarios, con el propósito de despertar lástima y de distraernos de problemas más serios.
Temas como el cáncer terminal que padece el mico-mandante, cuya localización se nos deja librada a la conjetura y a una suerte de acertijo morboso que ocupe nuestro tiempo, tratando de adivinar el sitio exacto de la afección y si ésta compromete el hígado, la vejiga o el bajo vientre, mientras el paciente barinés canta, baila, retoza en playas cubanas y prepara las elecciones de Octubre.
Casos similares se han presentado en el Paraguay con Lugo, en Brasil con Lula, en la Argentina con Cristina y hasta en Bolivia, donde una legión de brujos y paramédicos vaticinaban que el mal se hallaba detrás de la nariz, en el pómulo y hasta en la rodilla, sin advertir que con esa misma articulación el paciente propinó un certero golpe castrador a un adversario.
En la misma componenda mediática se hallan confabulados los generadores de la “noticia escándalo” y los protagonistas de ésta, sin dejar de estamparle la característica de larga o corta permanencia en el mundillo del chisme. Nos describen un acto de estupro al mejor estilo de Vargas Llosa en “La fiesta del chivo”, para que luego un asambleísta, que hace gala de mala faz, fungiendo de intérprete, consueta o traductor agrave el acto con ribetes prosaicos.
Pero la historia no queda allí, el atiborramiento de novedades suma y sigue con el interminable drama del TIPNIS; la jugosa planta separadora de líquidos de YPFB; las denuncias del nigromante magistrado Cusi y su controvertida retractación, después de haber sido tildado de loco; la gesta del senador Pinto y su similitud con el sexo-nauta Assange; si los ex ministros represores podrán asumir pacíficamente las embajadas que se les dio de premio; si seremos censados como indios, mestizos o de origen ario; si el ministro del agua Quispe fue expelido de su pega por no dar agua; y así por delante, un largo y tedioso etcétera.
Estamos haciendo un flaco favor a la opinión pública, embobada por el asombro y distraída en el juego que le señalan sus estrategas. El drama de fondo es no poder identificar a los morales de los inmorales, a los correctos de los corruptos, mientras la rapiña se campea, se siembra coca sobre nuestras espaldas y se genera una verdadera Apoteosis del Hastío..
Fuente: eju.tv - Apoteosis del hastío
http://eju.tv/?p=228158
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