Nuevamente entramos en la contienda electoral y esta vez con institucionalidad y organizaciones políticas debilitadas y divididas; para enfrentar a un Gobierno corporativo cocalero, económicamente fortalecido, dueño absoluto del Estado y con nuevas mañas. Ahora, además de manipular el padrón está moviendo la geografía electoral, para cosechar votos en las áreas rurales, donde votarán hasta la “piedras arrechas” de Choquehuanca.
Para entender como nos viene la mano, es conveniente revisar los intereses que se mueven alrededor del Estado plurinacional, así podemos ver de dónde vienen y cómo se mueven los votos. No olvidemos que el voto es uno de los elementos de la democracia más vulnerable a la manipulación; en el ciudadano poco consciente y también en aquel que ofrece su voto a cambio de prebendas.
Los intereses son muy grandes y de grupos bastante diversos. En lo que sí coinciden todos ellos y con lo que se sienten cómodos, es el mantener su práctica de economía informal, sus peculiares usos y costumbres conveniente a sus intereses, y todo ello bajo la consigna jurídica “le meto nomas”. Para imponerse, usan como es de rigor, acciones de hecho sin respeto a la ciudadanía que sufre por sus desmanes. Resaltan en esto por su entusiasmo, los cocaleros, cooperamineros, pegaquiero, chuteros, ropavejeros y la naciente pluriburguesía; los que ansiosos marchan para perpetuarse en el poder.
Entre sus estrategias de poder, los masistas impulsan la de ampliar su base territorial, y la ejecutan a través del traslado poblacional y la colonización especialmente en los pueblos del oriente, donde toman las tierras y sientan su dominio territorial, político y económico. Lo hacen usando recursos del Estado y sin ningún respeto por los habitantes originarios, y es común la toma de poblaciones enteras. Siguiendo con la estrategia, ahora van por la toma de las instituciones y para ello utilizan el acarreo de votantes que denuncia la prensa.
En el ámbito nacional están trabajando en la cooptación de los grupos corporativos más importantes. Efraín Choque cooperativista del MAS, dijo que cuentan con 150.000 afiliados, que de manera orgánica votarían por el binomio Evo Morales-Álvaro García Linera en las elecciones; obviamente si son satisfechas sus demandas. Donato Callisaya, dice que la Confederación de Choferes de Bolivia cuenta con 300.000 votos de los compañeros a favor de nuestro Presidente, más sus familias, ese número se puede duplicar. En el mismo tren va la COB, la CSUTCB y otros más.
Los comerciantes y contrabandistas se mueven ágilmente hacia donde más ganan y menos trabas formales les pongan; venden mercancías locales o contrabando, ropa de confección nacional o "americana" de contrabando; papas y verduras del valle de Cochabamba o del Perú o la Argentina.
Ahora y para ubicarnos en el proceso político, es importante conocer quiénes se perjudican con este modelo corporativo cocalero y por tanto tendrían interés en transitar hacia un estado derecho, es decir quiénes son los que apuestan por un gobierno de leyes y libertades ciudadanas.
De inicio, un Estado de leyes y libertades es de interés de los jóvenes, a quienes les toca sufrir y luego tendrán que solucionar el desastre económico, ecológico y social que les deja un gobierno populista e irresponsable.
Luego, en el plano económico, a todos aquellos que trabajan y producen nuevo valor: industriales pequeños y grandes, artesanos, productores agrícolas, ganaderos. También a los empleados, profesionales y técnicos; a esa clase media que necesita un ambiente de libertad y estabilidad para desarrollarse. Una clase media que hace a los países, más estable y equitativos.
Están también los indígenas, que en los últimos años se han dado cuenta del peligro que significa un gobierno totalitario y del “le meto nomas”, por lo que están mermando su apoyo al gobierno “indígena”. Ellos han sufrido la represión, la invasión de sus territorios y se dan cuenta de las mentiras del pachamamismo y del indigenismo.
Lo que cada vez queda más evidente, es que los gobernantes están fundando un Estado corporativo cocalero insostenible, pues solo tiene viabilidad con los altos ingresos del gas, de la coca y el apoyo político y económico de los países albanicos. Los recursos del gas terminan siendo insuficientes, ya lo vemos en Venezuela que con muchos más ingresos colapsa. Los de la coca se verán también reducidos, cuando los vecinos asuman el peligro que significa la ampliación del negocio de la coca y el contrabando. Lo que seguro crecerá será la violencia y los carteles del narcotráfico.
Aunque muchos ciudadanos, beneficiados con la precaria bonanza y los buenos negocios, se acomodan con el MAS, ahora está creciendo en número y calidad la ciudadanía democrática, que entiende de la inviabilidad y los peligros de un Estado totalitario. Se tiene la esperanza que también los dirigentes políticos, superando sus mezquindades y rencillas personales, logren unirse en pro de la libertad y la democracia, en un solo frente electoral amplio y solidario.
Para los jóvenes que tienen un presente y un futuro por delante, es un imperativo el vivir en un Estado democrático, viable y sostenible y para lograrlo tienen un difícil reto. Vemos como lo enfrenta en varios países y especialmente en Venezuela, donde estos y las organizaciones sociales de clase media, armados de valor y con el uso masivo de celulares y medios de comunicación moderna, enfrentan la tiranía.
El problema es que estas acciones y movilizaciones espontaneas son coyunturales y para su continuidad y seguimiento necesariamente se requiere de la institucionalidad de los partidos políticos. Como actualmente nuestros partidos políticos están prácticamente en receso, es necesario apoyarlos para que se reinventen, se revitalicen, con nuevos dirigentes, con ideología y propuestas económicas acordes al mundo actual de la información, de la tecnología y de la economía ecológica y sostenible.
Los partidos políticos, aunque devaluados, son importantes pues en democracia; a ellos, les corresponde diseñar y proponer un proyecto de sociedad y de Estado y ejercer la intermediación entre la ciudadanía y el gobierno. Son además responsables de la preparación y entrenamiento de los cuadros dirigenciales, así como la presentación de los candidatos a los cargos electivos. En el proceso electoral tienen una función programática, haciendo conocer a la opinión pública su ideología y su programa de gobierno, transformando las elecciones entre personas, a elecciones entre ideologías y planteamientos programáticos.
En estos difíciles momentos, las organizaciones políticas y los intelectuales tienen el gran reto de mostrar la total inviabilidad y sostenibilidad del modelo corporativo cocalero, y el peligro que significara para el país y el resto de países, cuando disminuyan los ingresos por venta de gas y crezca el narcotráfico y la violencia. Así mismo promover la unidad y actuar en consecuencia. La otra opción es apostar por el propio beneficio y aplicar el conocido dicho: “después de mi el diluvio”, lo que significaría el desastre para la mayoría de los bolivianos.
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