CAMBIO
CLIMÁTICO Y ECOCIDIO
INUNDACIÓN
EN EL BENI
El periódico “La
Razón” afirma que investiga el tema del río Madera desde el año 2005, asegura
que el Ing. Gonzalo Rico gerente de ENDE advirtió el riesgo de inundaciones de
amplias zonas del territorio nacional cuando concluya Brasil la construcción de
dos megarepresas en Jirau y San Antonio, Estado de Rondonia, frontera con
Bolivia.
El 23 de enero
2007 publicó una nota: “Brasil construirá represas en el río Madera sin
consultar con Bolivia”. Que se desestimó la preocupación de Bolivia por las
dos represas en la selva amazónica y se reafirmó la determinación de
concluirlas antes del 2011. Que Choquehuanca quiso contratar consultora en diciembre 2006 para conocer el impacto
ambiental por el temor a la inundación y extinción de especies”. “Que el
ministro de energía Rondeau del Brasil dijo que no cabe acuerdo con Bolivia,
las obras no tendrán influencia ni siquiera en épocas de crecida en el área de
Bolivia. Que Fobomade reclamó un acuerdo entre ambos países por las
posibles alteraciones fluviales transfronterizas.
El 25 enero 2007
“A pesar de las objeciones de Choquehuanca, “El proyecto seguirá adelante
aseguró Rondeau”. Que Lula ofreció una salida al Atlántico a través del rio
Madera. Que el proyecto tendrá diques y esclusas para habilitar la
navegabilidad, se construirá un canal de más de 200 km que permitiría llegar al
Amazonas.
La Razón “Planteó
efectuar una estrategia de negociación, dialogar para llegar a acuerdos de
beneficio bilateral. Que si las obras van a inundar territorio se afectará la
biodiversidad y la productividad de las familias que habitan la región, deben
exigirse compensaciones que tienen que ser equivalentes”
Ha pasado diez
años desde la primera alarma y actualmente, febrero del 2014, la situación es de
extrema gravedad. Ya se concluyó y se entregó Jirau; próximamente se entregará
San Antonio; las graves complicaciones de impacto ambiental previstas, permitidas
irresponsablemente por Bolivia y en forma totalmente reservada para
complacencia del vecino, tendrán el carácter de DESASTRE. (categoría ambiental
negativa que el gobierno se niega a declarar irresponsablemente)
Son delitos de
lesa naturaleza, lesa humanidad y lesa patria. En este caso, cometidos por
Bolivia y Brasil donde el neocapitalismo impone sus intereses y doctrina; la
codicia de las transnacionales que diseñaron tales proyectos de desarrollo
sobre el río Madera y la complicidad del gobierno brasilero y boliviano que cayó
en la red de intereses empresariales contra sus pueblo, por acción u omisión,
como sucede precisamente en Bolivia.
Por la negligencia ante la construcción de las
megarepresas brasileras sufrirá, el ser humano y todo el entorno del río
Madera, principal afluente del Amazonas; uno de los ríos más grandes del mundo con altísima
diversidad geográfica, biológica y climática, que lleva el 95% del caudal de
los ríos bolivianos, el mismo que represado inundará el territorio nacional con
impacto ambiental y humano incalificable,
agregado al cambio climático registrado a nivel atmosférico mundial.
Desde el 2007 yo
escribo a rabiar sobre este tema, primero como Senador cuando efectué la
denuncia pública acompañando los escritos científicos de SIRENARE (Jorge Molina
Carpio, Iván Castellón Quiroga). Luego, con FOBOMADE (Abraham Matías, Evelin Mamani, Luis Novoa)
ilustres científicos.
Han transcurrido
10 años de negligencia estatal. Actualmente nuevamente Jorge Molina Carpio, de
la UMSA, sale a la palestra para insistir: “Como estaba
previsto, al no negociarse adecuadamente el tema, se sufren ahora los efectos
de estas dos hidroeléctricas: inundaciones y pérdidas socio-económicas y en
bio-diversidad. El futuro es aterrador ante la miopía de nuestros gobernantes
actuales. En Brasil ya se preveía el aumento de los caudales desde ese
territorio y la consiguiente inundación por el funcionamiento de las represas,
pero se negaba la posibilidad de que aquello también sucedería en Bolivia.
Naturalmente, el río va a inundar aguas arriba de donde están las
represas”
La negligencia ya está demostrada. La
represa de Jirau fue inaugurada por la propia presidente de Brasil, Dilma
Rousseff, a finales del 2013 y se preveía el inmediato funcionamiento de San Antonio. Bolivia no
cuenta con ningún sistema de monitoreo que permita medir y evaluar los impactos
de las hidroeléctricas a medida que pase el tiempo. “No tenemos ningún sistema de monitoreo instalado, pero el Gobierno
tampoco tomó ninguna decisión de instalar, sólo tenemos avanzado un diseño
preliminar de un sistema de monitoreo realizado por privados”, afirma en la
actualidad el Ing. Molina, quien
advierte que al Estado sólo le quedará solicitar la indemnización por los
impactos.
Yo enumero la gravedad de los impactos biológicos,
químicos, ganaderos, forestal, genético que devendrán muy pronto: Deterioro de la calidad de las aguas del río y sus
tributarios. Pérdida de oxígeno. Aumento de
Cianobacterias patógenas.
Barrera para los
peces migratorios y desaparición de 700 especies. Sobre
las poblaciones ribereñas: pérdida de los recursos
pesqueros, alteraciones de la calidad de vida, aumento de las enfermedades tropicales reactivadas: malaria, fiebre
amarilla, fiebre hemorrágica, dengue, hanta, micosis, tuberculosis, bronco-neumopatías,
enterocolitis, cistosomiasis, leishmaniasis, lepra, sarna, parasitosis,
leptospirosis, filariasis, venereas. Aumento del mercurio circulante
retenido originado en forma natural y de la extracción aurífera del río Beni y Maniquiri.
El peligro es el Hg-CH3 (metilado) que es un tóxico para el Sistema Nervioso
Central. Pérdida de ganado.
Pérdida de bosques de Castaña y caucho, la zona más rica del mundo.
Para mitigar
el problema, en Brasil, se propone mejorar los sistemas de salud pública.
No se prevé
nada para Bolivia.
Sí, al Estado de
Bolivia sólo le quedará solicitar la indemnización por los impactos.
¡Es una vergüenza!
Trinidad Beni ya está inundado, bajo
aguas, por el cambio climático y por la megarepresa de Jirau. ¿Qué sucederá
cuando funcione San Antonio?
¡Es una vergüenza!
Gastón Cornejo Bascopé
15 de Febrero 2014.
NOTA 20 FEBRERO.
La prensa informa: “EL GOBIERNO SABÍA DEL IMPACTO DE
PRESAS BRASILERAS EN BENI”.
Claro que sabía y no hizo absolutamente nada. Se
dice que hubo varias reuniones de comisiones binacionales presidenciales y
ministeriales, encuentros tecnicos, sin resultado alguno ni información responsable.
Indígenas originarios brasileros y bolivianos
asumieron defensa para que el gobierno de Bolivia cumpla los acuerdos
internacionales, no se les escuchó en sus reclamos y derechos.
En Brasil se organizó un seminario con la asistencia
del vicecanciller Alurralde, el funcionario que quería firmar ¡Sí o Sí! el
borrador del Silala declarando a Chile dueño del 50% de las aguas bolivianas,
ambos: canciller y vicecanciller fueron interpelados el 2009, no nos dieron
tiempo para censurarlos pero no se firmó el borrador acordado contra la Patria.
Alurralde dio crédito al Brasil sobre la inexistencia de impacto en Bolivia.
En Beni hasta el día de hoy: 84 mil reses muertas,
pérdida por 50 millones de dólares, 40 mil hectáreas de cultivo afectadas, 60 mil
familias damnificadas, 56 muertos en 133 municipios. Ya se detectaron 429 casos
de dengue, y se prevé problemas de salud por fiebre amarilla, leptospirosis,
cólera y enteritis, desastre bacteriológico. El Comité Cívico del Beni
efectuará una marcha indignaos por la falta de atención a las víctimas de la
desgracia y el desastre. Felizmente hay donaciones del exterior, del Japón,
Perú y Brasil (envió un helicóptero por 10 días). Santa Cruz el propio
gobernador con 85 toneladas de alimentos. Desde Cochabamba y La Paz, el avión
“Hércules” cargado de alimentos y agua potable, no puede partir desde hace una
semana por que en Trinidad no existe pista de aterrizaje disponible.
Hermanos del
Oriente, del Tipnis, rogamos a Dios por ustedes, que el Desastre natural no
declarado por el gobierno, sumado a la acción de seres humanos perversos, sea
pasajero y reversible. Dios los bendiga y proteja.
Gastón Cornejo Bascopé
20 de febrero 2014.
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