Persecuciones políticas, censura de prensa, escasez de alimentos, crisis económica sin precedentes, inseguridad, delincuencia, narcotráfico, entre otros males que asolan hoy por hoy a los venezolanos, parecen no conmover al presidente Maduro que ha procedido a reprimir, encarcelar y permitir que sean vejados en las cárceles y matados en las calles estudiantes que se pueden contar por miles en todo el país y que sin distinción de clases han tomado las calles para elevar sus voces y pedir que les restituyan dignidad y un país en el que se pueda vivir, trabajar y transitar por las calles con garantías y en uso de la libertad que debemos tener los ciudadanos en cualquier lugar del mundo.
Lápices y cuadernos, pancartas y aforismos que se contagian mutuamente del entusiasta deseo de decirle la verdad al presidente. Estas y no otras son las armas con las que cuentan los estudiantes altamente comprometidos con la democracia de su país, imbuidos de la fuerza de la juventud que los alienta y del espíritu heroico e idealista que tienen los que sienten bullir la vida y junto a ella las ansias de justicia, de libertad, de compartir valores, de cambiar el mundo negro y de vencer como David al Goliat enceguecido por el poder, al gigante que se obstina por burlar el voto y controlar a la sociedad que debería más bien servir y cuidar, en vez de convertirse como lo está siendo en un verdugo inclemente.
Qué más se puede decir sobre el devenir de Venezuela? Un país hermoso y rico tomado por una cúpula que lo desangra, lo destroza y lo ha vendido a agentes externos que viven de los despojos y del cadáver de la democracia que continúan mancillando para poder seguir medrando del poder así esto signifique pasar sobre valores sociales y destruir vidas de manera inmisericorde?
En momentos como estos nos preguntamos ¿Qué es la patria para estos gobiernos? ¿en que están convirtiendo la patria estos regímenes? ¿Creen acaso que se tiene que aceptar que el gobierno sea un carcelero y que las calles se conviertan en una selva de malvivientes para mantener a los ciudadanos de bien aterrorizados? ¿Creen que tienen derecho a destruir todo lo que tocan, a no respetar el trabajo honesto, a subvertir los valores sociales?
Los estudiantes venezolanos saben que Maduro les está robando la moral, las buenas costumbres, la civilidad, la libertad, el futuro, la libertad y la paz social ¿acaso esto ya no es demasiado? Y encima quien se llama presidente espera que sigan sometiéndose, callando su dolor, su enojo, su tristeza, su desesperanza.
Ellos, están en la calle a sabiendas que el síncope ciego hará todo lo posible por desvirtuar sus justas reivindicaciones y su lucha de principios. Que el poder vigente intentará tergiversar sus ideales y querrá no solo sodomizarlos como ya ha sucedido, sino recluirlos en cárceles para que aprendan a temer y a callar y a perder sus almas y sus corazones todavía valientes.
La juventud es un baluarte, nada más hermoso que seguir siendo siempre jóvenes de espíritu y de mentes, como ese mayo del 68 selló en París la consigna: “la imaginación al poder” porque la brutalidad y la violencia son símbolos de espíritus muertos, sin fe, sin amor, sin capacidad de crear un país noble y con destino y esperanza.
América toda merece la juventud, merece volver a tener ideales, merece un espíritu renovado, libertario y liberador. Desde nuestro país abrazamos a nuestros hermanos venezolanos y les pedimos que sigan siendo valientes y nobles.
La paz es el resultado del esfuerzo y de la lucha centrada en principios y valores. Llegará para su hermosa Venezuela.
Centa Rek
Senadora por Santa Cruz- Bolivia
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