El talante, el espíritu, el carácter democrático es algo del que carecen la mayoría de las autoridades del régimen, que han impuesto un estilo confrontacional, duro, hiriente, irónico. Si hay muertos en El Alto y la alcaldesa llora, son “lágrimas de cocodrilo”; si un periodista habla de la libreta militar (trucha) del Vicepresidente, se le envía un cuaderno para que escriba mil veces “no mentirás”; si la oposición celebra un triunfo electoral, se la acusa de “matonaje electoral”; si una periodista intenta ver si hay irregularidades en una mesa de votación, se le dice “sinvergüenza”. Es la política de los ladridos, no de las ideas.
Esa falta de talante democrático, lamentablemente, se va a reflejar, casi lo doy como un hecho, en que el régimen intentará otro mecanismo para reformar la Constitución y quedarse en el poder. El oficialismo ha perdido un referendo por estrecho margen y ya debe estar considerando qué hacer, en estos siguientes cuatro años, para revertir esta derrota. Quien tiene espíritu democrático acepta una derrota y se va a su casa. Quien no cree en la democracia, y ni el Presidente y el Vicepresidente lo hacen de manera genuina, pensarán en otros mecanismos para revertir este fracaso, que en su mente es sólo transitorio. Hugo Chávez hizo eso, perdió un referendo en 2008 para le reelección indefinida y volvió a convocar otro, tiempo después. El Presidente ayer, al aceptar su derrota en una conferencia de prensa, no quiso comprometerse a que descarta hacer lo mismo que el fallecido líder venezolano.
Evo y Álvaro dijeron que no acudirían a un tercer mandato, el que el país vive hoy, y faltaron a la verdad. Evo y Álvaro dijeron después que no pedirían un cuarto mandato, y otra vez faltaron a la verdad. Dijeron que respetarán el resultado del referendo pero me temo que ahora harán lo mismo, violar su compromiso y hacer una nueva movida, ya más desesperada, para mantenerse en el poder. En su mente no está solamente mejorar las condiciones de vida de los bolivianos y ayudar al país a progresar como repiten machaconamente. No. En su mente está también no dejar el poder, acumular más de él, eternizarse en él. Lo hacen también por temor. Un cambio de régimen descubriría toneladas de hechos corruptos, de excesos y de irregularidades que podrían derivar en acusaciones judiciales y eventuales detenciones. Por eso, tratarán de quedarse lo más posible. Entre estar en la plaza Murillo y vivir en el barrio de San Pedro hay una gran diferencia.
Y en los siguientes días vendrá el ajuste de cuentas. Se producirá internamente, con quienes se crea que no hicieron lo suficiente para la victoria de Sí, y será también con algunos actores externos.
En un escenario de una victoria tan ajustada, de no haber sido por unos cuantos de esos factores, el Sí hubiera vencido.
Veamos cuáles fueron estos:
1.- El trabajo de periodistas independientes, especialmente el de Carlos Valverde y Amalia Pando. El primero tuvo las agallas de difundir el caso de la expareja del Presidente y la segunda hizo la investigación que terminó de demostrar la magnitud de los negocios que ésta había conducido.
2.- El trabajo de medios independientes, que son un puñado, quizás ciertos diarios de ciudades principales más una que otra agencia de noticias y radios menores. Esos medios informaron de las denuncias de Valverde y Pando, y otras, como el escándalo de corrupción del Fondo Indígena, las irregularidades del canal boliviano-iraní Abya Yala o la falta de título profesional de García Linera.
3.- La función de las redes sociales, que amplificaron lo que esos pocos medios de comunicación divulgaban. Pongamos como ejemplo la mentira de García Linera sobre su supuesto título profesional. Sin los memes, retuiteos, posteos en Facebook y envíos a cadenas de WhatsApp, el caso hubiera pasado más o menos desapercibido. O cuál es la mansión donde vive la expareja del Presidente. O los videos en los que el Vicepresidente le dice al exdirector del Fondo Indígena que esa entidad tiene que “gastar, gastar, gastar”. O su declaración de que el Sol morirá. O las empresas en las que él tiene supuestas acciones. En fin.
4.- Los colectivos ciudadanos, que le dieron a la campaña del No el sustento político, pero independiente, necesario en una justa electoral como ésta. Y unos cuantos dirigentes políticos que persistieron en el pasado, arando en el desierto, en denunciar al Gobierno.
Estos son los cuatro factores que lograron que el MAS, que estaba encaminado a ganar la elección hace un mes, terminara perdiendo, debido a que le dieron información al elector, que lo motivó a cambiar su voto. En vez de 48% tal vez hubiera obtenido 58%. Y la historia sería hoy muy distinta.
En la mentalidad autoritaria del régimen todo esto será considerado como algo posible de ser revertido. Si se plantea la idea de intentar un nuevo referendo, o cualquier otra vía, para forzar un cambio constitucional, tendrá en claro que esos cuatro factores le impidieron un triunfo la primera vez. Así que contra ellos se ejercerá a partir de ahora ese indeseado “ajuste de cuentas”. La ciudadanía debe estar atenta a ello.
Todo esto se basa en la idea que tengo de que veo improbable que Morales se vaya del poder entregando la banda presidencial a un sucesor. Ojalá me equivoque y ello sucediera, pero percibo que no está en su ADN creer en la democracia, en la alternancia en el poder, en la idea de que otros pueden tener mejores argumentos que los suyos, en que sus adversarios tienen los mismos derechos que él. Y si no va a entregar esa banda presidencial de manera pacífica el país podría enfrentar un futuro de violencia y de democracia declinante.
El autor es periodista.
Twitter: RaulPenaranda1
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